DIEGO VALOR, UN CÓMIC OLVIDADO.
PARTE II
Un capitán del espacio.
Dicho lo anterior, (post Diego Valor nº 4) consideramos que DIEGO VALOR (guionizado por Jarber y con dibujos de Buylla-Ballo) fue por lo tanto una adaptación del personaje de Flash Gordon a una España con circunstancias históricas, sociales y económicas muy especiales, pero a la que los Estados Unidos de América consideraban que debían de incorporara a eso que hemos dado en denominar Occidente.
Similitudes y diferencias
Vamos a comentar a continuación en que se parecían un personaje y otro, pues, como hemos aceptado ambos poseen personalidades narrativas y gráficas paralelas.
1) Gordon es un civil, que asume el mando de una situación dada, más por personalidad propia, que formación predeterminada. Jugador de fútbol americano en la universidad, hubiese podido ser un dirigente, pero sobre todo en el mundo civil, como hemos indicado. Sin descartar que hubiese terminado por ser una estrella del deporte, eso sí con un importante nivel cultural a la manera anglosajona. El entorno le provoca una actuación que él no tenía prevista.
2) Por el contrario VALOR es un militar profesional. Un comandante que pertenece al ejército y que ha hecho de la guerra en el espacio su “modus vivendi”; no tanto por afán aventurero a la manera de los condottieros italianos, como por deseo de entrega a una misión. Conceptos como el deber, la obediencia, el menosprecio a la muerte, la capacidad para el heroísmo, las dotes de mando han sido aprendidos en un centro de formación para especialistas (lo que llamamos una academia militar, aunque ésta no aparezca en ningún momento de sus aventuras, lo damos por supuesto, mucho más en aquellos años).
3) Gordon actúa siempre desde una perspectiva anglosajona, son él y sus amigos los que tienen que enfrentarse a las diversas peripecias de un modo que no hace grandes referencias a otros países.
Por el contrario el jefe español, va acompañado por oficiales de España -el capitán Portolés-, Francia y Alemania –los tenientes Hank y Laffite- y durante su estancia en Venus –lugar donde ocurren las aventuras- se integran a lo largo todas ellas con determinados pueblos de aquel planeta, a los que dirigen e incluso alguno de los personajes terrestres establece relaciones amorosas con venusinas. Al mismo tiempo se habla de la Tierra como una entidad políticamente unida y gobernada de manera global.
4) La presencia de mujeres tiene sus diferencias. Dale Harden es una joven guapa, pero de la que nunca se nos hace referencia explícita a su formación intelectual. Es inteligente, pero no resulta definida desde el punto de vista académico. No deja de ser un soporte importante, pero soporte al fin y al cabo del héroe. Un tipo de personaje que en el cómic y el cine de los años treinta y cuarenta en Estados Unidos de América resulta fácilmente extrapolable. Seguro que acabará siendo ama de casa.
5) En las aventuras de VALOR, resaltan dos mujeres. Una es española, la profesora Beatriz Fontana, ingeniero de profesión.
Ciertamente que actúa como la “chica” del protagonista, y seguramente terminará por formar un hogar tradicional con el militar, pero no deja de ser llamativo el estatus intelectual que se le adjudica en un cómic que básicamente era leído por niños varones.
6) Tenemos, por otra parte, a la princesa Kira –venusina-, del pueblo de los artiles, estilizada, más bien rubia, pero que no duda en ningún momento en unirse al grupo terrestre y ser una más de ellos. Tiene capacidad de combate, personalidad y será la que se enamore del capitán Portolés y este le corresponderá.
Si bien los dibujos españoles –sin caer en ningún tipo de papanatismo, ni complejo de inferioridad- en su primera etapa estaban muy lejos de la belleza de los estadounidenses, en la segunda época, es posible que hubiese una mejora.
Por cierto la graduación de comandante no es baladí. En España, en el ejército español, un comandante ya es un jefe –capitán todavía es un oficial-, por lo tanto tienen un rango intermedio pero con proyección. Conoce el combate desde cerca, no como el general o el coronel, cuya responsabilidad intelectual es mayor, pero al mismo tiempo con alejamiento del campo de operaciones, entendido siempre en términos de guerra moderna.
¿Cuántas mujeres eran ingeniero –de lo que fuese- en la España de los años cincuenta?Existen otras mujeres a lo largo de las aventuras, pero nos hemos referido a las primeras y principales.
7) En cuanto al malvado, al antagonista, sí existen grandes concomitancias. A Ming se opone el Gran Mekong. Ambos son de rasgos claramente orientales (chino-japoneses). Ming es mucho más aristocrático de porte y vestimenta que el Mekong, el cual es una especie de tipo que hoy día nos recordaría al ogro Shreck –ironías al margen-. Es poderoso, imperialista, militarista y cruel; viste de una forma que recuerda a los bufones de las cortes medievales, pero no hace ninguna gracia. Su piel, como la de sus compatriotas, los viganes, es verde.
“Rana verde” es un apodo que le otorgan alguno de los oficiales terrícolas. Por el contrario los artiles serán blancos y de comportamiento mucho más amable y similar al del grupo de soldados interplanetarios.
La orientalización de los rasgos faciales en ambas historias responden a arquetipos fácilmente reconocibles en las iconografías mentales de una mayoría de la población occidental de aquellos años. En España de una manera aún más acentuada.
Incluso en la obra de Raymond es identificable la presencia de símbolos y distintivos de clara etiología germánica nazi.
8) Una diferencia que nos parece importante es la que estimamos como religiosa. Si bien es verdad que en ninguna de las dos historias es esto algo que llame la atención, ni tenga papel representativo importante, opinamos –de manera que acogemos como muy, muy personal- que la estructura literaria y el comportamiento del personaje principal, denotan un catolicismo en el de DIEGO VALOR latente en la psicología del personaje más que en la figura de Gordon, que para nosotros es realmente laica.
9) En cuanto al despliegue de objetos o “efectos especiales” los dos son ricos y fantasiosos. A las tradicionales naves interestelares preparadas para el combate, hay que añadir sillas volantes que se guían con el pensamiento, armas de “rayos desintegradores” etc, todas éstas en el cómic español.
El diseño de vestuario
Dedicamos un apartado a éste aspecto porque nos parece irónicamente llamativo. En unos años de férreo control censor y en España de acentuada vigilancia de las “buenas costumbres”, el vestuario que los dibujantes españoles confirieron a los personajes era de un atrevimiento chocante para el tiempo y se adelantaba a lo que iba a ser la irrupción de los “diseñadores” en los años setenta y hasta la fecha.
VALOR y sus compañeros visten de azul, una especie de chaquetón, con pantalón militar y botas altas, muy castrense, con una camiseta blanca que asoma por el chaquetón mencionado. Algo extremadamente moderno en la vestimenta militar del ejército estadounidense, y en mucha gente joven de la actualidad.
Pero lo realmente curioso son las ropas de las mujeres. Las minifaldas tableadas de corte “tenístico”, junto a las hoy corrientes botas de media caña, que tan profusamente usan las féminas desde hace años, en aquel tiempo eran algo excepcional. Seguramente Mary Quant era todavía una niña que no había imaginado la revolución en que se convertirían sus faldas y ya en España aparecían una imágenes que profetizaban inconscientemente lo que iba a ser la moda femenina de unos veinte años después.
¿Cómo sucedió aquello? Pues seguramente porque todo se consideraba imaginativo, irrealizable y propio de la fantasía; porque alguien no se dio cuenta –de ser así fueron bastantes- como sucedió con determinadas películas; porque el ámbito al que iba dirigido era menos amplio que el del cinematógrafo o, lo más probable, porque el producto se considerase muy menor, sin mayor repercusión “moral”. Pero quién hoy día se asome a los cuadernillos de DIEGO VALOR verificará lo que decimos.
Puede comprobarse viendo los dibujos de la serie, que los ropajes del pueblo servil de los viganes, los arjonas, son hoy día muy parecidos a ciertos modelos de los que acostumbra a pasar ciertas modelos de fama, como la española Bimba Bosé, diciendo que son bañadores o “trajes-corbata”.
En el fondo el freudismo era detectable en esas imágenes o, tal vez, somos nosotros los que resultamos detectables.
Han pasado los años, ¿qué es hoy DIEGO VALOR? Fundamentalmente un recuerdo. Algo que no resiste la comparación estética con otras obras de similar corte o diferente. En el extranjero estamos casi convencidos de que nadie ha oído hablar de él y sin embargo ahí está. Se contempla una determinada película del autor de Los señores del acero (Flesh and Blood, 1985) y por un proceso mental, por una estimulación de la memoria viene a nosotros la visión y el recuerdo de unas aventuras que, antes de que naciésemos, alguien leyó en nuestra familia y nosotros vimos muchos años después.
Hoy domina la generación de la “Guerra de las galaxias”, de los ordenadores, de los anuncios publicitarios, de la intercomunicación de los medios. Pertenecemos a unos tiempos más concebidos para ver, que para leer (eso aveces nos preocupa y otras nos trae al pairo). Conocemos muy bien a Quentin Tarantino y creemos que Gary Cooper fue alguien que hizo cine hace mil años.
En aquellos años, los ya repetidos cincuenta, España se recuperaba de una guerra devastadora, salía de un ostracismo diplomático gracias a Estados Unidos de América y el Vaticano, se pagaba un alto precio moral por una estabilidad social y, por motivos obvios, no había para una mayoría una oferta de espectáculos como las actuales.
Así que estaban los cómics y algo más por supuesto. En ese sentido los cómic procuraban distraer, introducir en unos minutos, unas imágenes de un universo fantástico, que actuara de catarsis con la chiquillería al salir del colegio los sábados...y esperar a la semana siguiente.
DIEGO VALOR era un héroe en el sentido más clásico: arrostrado, sereno, casto pero con novia. Unarquetipo por descontado. Pero arquetipos han sido Aquiles, Rolando, Aragorn y otros muchos de los quehan hecho la literatura universal. Además, se diga lo que se diga y lo diga quien lo diga, eso del individuodispuesto a jugarse la vida sin pestañear, con su toque de chulería –dentro de unos límites-, con la mirada profunda y escéptico de vivir siempre ha gustado, los encarnase quien los encarnase.
VALOR era un héroe español y España por aquel tiempo no vivía una de sus mejores etapas. Diplomáticamente casi aislada, luchando todavía contra sus propios fantasmas, el que un español, aunque fuese dibujado, asumiese un papel de jefe, de campeón con resonancias medievales era algo que servía, de alguna manera, para aliviar complejos, dotar de esperanza y de estímulo a quien se decidiese a vivir aquella saga de terrestres, viganes, artiles, arjonas y otras razas de exóticos nombres.
Incluso la Alemania derrotada en dos guerras mundiales que ella había provocado, donde millones de personas murieron por su culpa, la que dio lugar al Holocausto, sin embargo recibió más ayuda que nosotros y supieron esquivar sus posibles complejos.
Por eso y por más cosas las aventuras de aquel comandante de aire a la par moderno y conservador podía cobrar una eficacia subliminal –más casual, que deliberada- en quienes leyeron, vieron y se familiarizaron con sus aventuras.
Hoy que el espacio es motivo de viajes, estudio y planes futuros; hoy que aparece en los medios de comunicación con cotidianidad; hoy en que los físicos, aunque prácticamente no se entienda casi nada de lo que dicen, compiten en determinadas páginas de la prensa con cantantes de rock, futbolistas y otras especies urbanas puede que lo que decimos no se entienda muy bien, pero así fue en aquellos años. Así nos lo han contado y otros lo vivieron.
Porque, a nuestro juicio, las Ciencias de la Información o la Comunicación en general adolece de ciertos complejos de inferioridad con respecto a otras disciplinas más tradicionales.
Empeñados en crear modelos, sistemas que les permitan llamarse “científicos” en determinados círculos, desdeñan algo que nosotros sí consideramos importante: la experiencia propia o ajena a la hora de enfrentarnos con determinados soportes, con determinadas maneras de expresarse –de comunicar-. De este modo en muchas ocasiones
se recurre a la psicología, la historia, las matemáticas para tratar de explicar cosas, que en realidad se explican por si solas a poco que sepamos escuchar y pensar, pero eso sí, sin complejos.
Volvemos a Tarantino y su reciente film Kill Bill. Vol 1( 2004), en donde lo que hemos reflejado se muestra con la única variante de que en dicho film es una mujer quien asume el rol reseñado. Película en la que por cierto, se da una interpretación de géneros, de mezcla dentro de la imagen fílmica, del cine y del cómic (éste último, surgido de los manga japoneses). Al respecto puede consultarse AA.VV.: Historia general de la imagen. Universidad Europea de Madrid. Madrid, 2000. Capítulo 10.
Algunos historiadores, como por ejemplo el español Ruiz-Domènec, aún se preguntan por qué estalló realmente la I Guerra Mundial, algo más extraño de lo que parece a simple vista.
Al respecto la trayectoria intelectual de un pensador actual, como es Jurgen Habermas es significativa con relación a lo dicho. otra parte, no se admiten por quienes en muchas ocasiones lo único que tienen es falta de modestia-. Y decimos todo esto sin ánimo peyorativo, aunque sabemos que puede no parecerlo.
Al final un dibujo es un dibujo, e importa su fuerza o su delicadeza, la maestría de su trazo, la impresión que causa en quien lo contempla y lo goza. Como dicen que dijo Sorolla: “Yo pinto cuadros y luego me los explican”. Cierto que no hay que exagerar, pero todos, no hay porqué autoconcederse patentes de corso para unos sí y para otros no. De ese dibujo pueden extraerse consideraciones, meditaciones, conclusiones.
Es verdad que Raymond, Bob Kane, Roy Thomas, Angela y Luciana Guissani, el recientemente desaparecido Guido Crepax pertenecen a la estética de la modernidad. Pero queda un largo camino por recorrer antes de apoderarse de los lugares que ocupan Botticelli, Fragonard o Velázquez, demos tiempo al tiempo y naturalmente continuemos leyendo cómics, trabajando e investigando. Pero por encima de todo disfrutando, que está demostrado científicamente que es algo muy bueno, también para la salud.
América fue descubierta hace ya más de quinientos años. Por los españoles, aunque se molesten otras naciones. Eric el Rojo es un monumento en Boston, los templarios una orden militar en la que es muy difícil hoy día deslindar la verdad histórica de la mandanga propia de buena parte de los Best-Sellers (y es bien cierto que ésta orden se merece una película de alto bordo que hasta ahora nadie ha pensado en realizar), el mapa de Piri Reis, algo que es indudable se encuentra ahí, pero del que no sabemos explicar los porqués.
Viene todo esto a cuento porque, en nuestra opinión, las expediciones interplanetarias que se vienen realizando desde hace tiempo, además de aprender, de averiguar tienen varias misiones.
Por supuesto militares, posibilidad de establecer bases que en su momento actúen de forma disuasoria sobre nuestro propio planeta; descubrimiento de materias primas, riquezas que hagan rentable los costos de las expediciones enviadas; no descartamos el afán científico en su mejor vertiente. Pero primordialmente –se pueden añadir más- ver la posibilidad de dar salida a población de este planeta nuestro y en resumen, colonizar.
La colonización no tiene buena prensa en la actualidad. Pero bien entendida es beneficiosa. Pone en contacto a unos con otros, enriquece, descubre la naturaleza, formas de entender la vida, trasvasaidiomas... ensancha los horizontes. Y sí, también es cruel -nacer es doloroso-. Pero a la larga creemos sinceramente que es más lo positivo que lo negativo.
Es muy posible que los que siguen contemplando a España con recelo, incapaces de comprender la historia (que nunca será objetiva en ninguna parte), más apegados al terruño y a lo “suyo” que a la capacidad para aventurarse y ayudar a hacer el universo más grande, cuando la colonización espacial, que indudablemente se producirá sea algo habitual, entiendan mejor a esa España, que ahora es llamada la península, este país etc. y la colosal empresa que realizó a finales del siglo XV y durante el XVI. Falta todavía tiempo para ello, pero puede que la conquista del espacio, explique mejor a pueblos y gentes de nuestro orbe, entre ellos España y los españoles lo que hicimos hace unos cuantos siglos.
Quizá entonces los cuadernillos polvorientos, raídos por el tiempo, de mala impresión tipográfica que llenaron unos años, hace ya bastante tiempo, cobren un inesperado valor. No por su estructura de cómics en si misma, sino porque imaginaron algo, que estamos seguros se llevó a cabo por otros motivos distintos.
Pero como dicen en Alemania: “bien está, si bien acaba”.
No nos hemos parado a pensar eso de que al final a la civilización la salva un pelotón de soldados. No sabemos si esa expresión responde a un momento de ardor o a una capacidad para sintetizar una idea más profunda. Pero en el caso de DIEGO VALOR sí fue así en la muy lejana España de los años cincuenta.
Aunque hoy valor, lo que se dice valor es, más que nada, una marca de chocolate. Pero hubo otro tiempo, el de unas historias gráficas interplanetarias realizadas en España.
Todo lo que a continuación escribimos es producto más de nuestra intuición, que de una investigación científica en toda regla y llevada a cabo con ortodoxia. Lecturas de medios de comunicación, conversaciones con astrofísicos y el imaginar, tal vez soñar como dijo Calderón.
El consejero de Justicia del gobierno vasco actual 2004), ha llegado a decir que no tiene seguridad de que España exista. Eso también lo ha dejado dicho el anterior presidente de la Generalidad catalana, el muy Honorable Jordi Pujol.
Como dicen en una viñeta de VALENTINA: ¡...A PETROGRADO!
BIBLIOGRAFÍA
La bibliografía utilizada es básica y de carácter más bien general, pues un análisis del personaje de DIEGO
VALOR, que nosotros sepamos no se ha llevado a cabo. Incluso consultando páginas de Internet la escasez
informativa es notoria.25
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Se puede encontrar en Internet una página sobre DIEGO VALOR, que es de lo escaso que aparece y en donde se refleja el himno, que cuando el personaje ya había alcanzado notoriedad en determinados estratos sociales se compuso. La letra es muy significativa. Consultada el 20.03-04.
Autor: Santiago Sánchez González
Bien. Leída la segunda parte. Interesante su visión de cómo Flash Gordon y Diego Valor viven en un mundo similar, marcado por las diferencias de dos sociedades, la española y la estadounidense. Y muy curiosa la comparación de cómo Diego Valor tiene ciertas dificultades que no tuvo el clásico de los Comic-Strip.
ResponderEliminarLos demás comentarios de autor, bueno, son suyos y aún no compartiéndolos creo que son también interesantes para conocer otras visiones del mundo.